lunes, 30 de julio de 2007
Un cronista de Sonora en Cuba
El suplemento cultural Perfiles del periódico El Imparcial dedicó ayer una plana al laureado cronista Arturo Soto Munguía. El texto es una entrevista realizada por Carlos Sánchez a propósito de la presentación del libro De La Habana a Camagüey que el periodista llevará hasta el mismo corazón de Cuba el próximo 15 de agosto.
Periodismo de la Frontera
Por Carlos Sánchez/EL IMPARCIAL
Paradójica su personalidad. Relajada su manera de ir por la vida, despreocupado del atuendo galante. Inmediato para la risa. Serio en el oficio. Certero en la gramática. Irreverente capaz de limpiarse los zapatos con la foto de Fidel Castro y Hugo Chávez impreso en un Granma, en el corazón de Cuba.
Arturo Soto Munguía cultiva en su rostro un candado como barba, que sólo sirve para burlarlo con palabras. Fluyen las ideas porque claras están desde siempre, desde ese día pospreparatoria en el que ya sabía hacia adónde apuntaba la vocación.
Quiso entonces investigar un homicidio efectuado en su ciudad, la brújula marcaba un solo rumbo: Las letras.
Ingresó a la Ciencias de la Comunicación y tal vez sólo fue la corroboración del oficio: escribir. Allí nació aquel cuento de título cuasi interminable, que el autor en lo sucesivo del texto nos comentará sobre la anécdota del mismo.
En su trayectoria destaca como periodista, pero en su estilo la narrativa se desborda.
¿Cómo es ese salto del periodismo hacia la literatura, o la literatura estuvo antes que el periodismo?
“Siempre será difícil abundar sobre esos linderos. Periodismo y literatura van de la mano. Los grandes periodistas de antaño eran proclives a inventar y jugar con las palabras, a tener una narrativa mucho menos rígida de la que el periodismo exige. El periodismo ha tratado de disfrazarse de objetividad con esquemas muy rígidos, particularmente en la nota informativa. Los clásicos manuales hablan de las preguntas obligadas en la nota: Qué, cómo, cuándo y por qué; uno como periodista termina haciendo eso de manera mecánica.
“He tratado de explorar un poco más allá, quizá suene pretencioso decir que es literatura, pero en la construcción de mis crónicas trato de dejar de lado los cartabones del periodismo, jugando un poco más con las palabras, intentando una narrativa de cosas que el periodismo no observa o no le pone mucha atención, porque el periodismo se va sobre lo más evidente, lo más vendible en términos de información, aunque la información se encuentra en todos los géneros periodísticos, en la crónica particularmente”.
De la Habana a Camagüey
El día en que se parte el mes de agosto, en La Habana, Cuba, Arturo Soto presentará su libro “De La Habana a Camagüey”, crónicas, de esos instantes de encontrar la mítica, sensual y húmeda isla.
Fue un chapuzón de diez días el que el escritor se dio hace un año entre las calles, el malecón, sobre las guaguas, y en sus oídos la trova de la revolución. De ahí ese contar a manera de crónica la cotidianeidad cubana.
Nace este ejemplar por la sugerencia de uno de sus camaradas, dice Soto Munguía. Y cuenta el cómo y por qué.
“Yo no iba con la idea de escribir nada, pero a la llegada a La Habana tuve un incidente con agentes aduanales, y una recomendación de no escribir, que viene por cierto en el libro a manera de anécdota. Los aduanales me pidieron que no escribiera por aquello de las condiciones que se viven en la isla, lo que ellos llaman un estado de guerra permanente, con respecto a periodistas que han pasado sin acreditarse como tales y luego publican en sus países trabajos cuyo objetivo es magnificar la imagen de dictadura que se ha hecho sobre Cuba.
“La recomendación de no escribir me dio pie para escribir. Los textos los hice sin anotaciones previas, la mayoría, con puros golpes de memoria e imágenes que fui capturando al irse llenando mis ojos de sorpresa, de asombro, de muchos sentimientos encontrados a veces y sobre todo de cosas desconocidas, certezas que se confirman o mitos que caen, o simplemente por las ganas de corroborar sobre lo que se dice de la isla y los isleños.
“Así es como nace este libro, a la hora de hacer una recapitulación del viaje, fueron brincando personajes, situaciones, anécdotas que al final formaron las crónicas”.
La alegría se desborda en las palabras. Asistir a Cuba a presentar un libro de su autoría es más que motivo de celebración. Soto Munguía sabe de esa incertidumbre que implica que los cubanos se encuentren en los textos de un autor que escribe lo cotidiano con ojos extranjeros.
De cualquier manera en el programa de presentación, en el Jardín a puertas abiertas, en la biblioteca “Rubén Martínez”, músicos cubanos celebrarán la existencia: “De La Habana a Camagüey”. (Tomado del Suplemento Perfiles/El Imparcial)
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